No hay dos sin tres. La selección argentina de futsal siguió al pie de la letra el dicho y logró acceder a una categoría que habitan muy pocos elegidos: la de los países participantes en tres finales consecutivas de una Copa del Mundo, lugar que hasta ahora sólo compartían Brasil y España. Lo hizo tras un durísimo encuentro ante Francia. Fue un 3-2 definido con gol de Kevin Arrieta a través de un lanzamiento de doble penal cuando restaban 3′27″ para la bocina final, que le demandó al conjunto dirigido por Matías Lucuix un enorme desgaste físico y mental. Recién el domingo, a las 12 (hora argentina), cuando comience el partido decisivo ante los brasileños, se sabrá hasta qué punto puede afectar su rendimiento este esfuerzo.